Descripción
Las ciberestafas han experimentado un crecimiento alarmante en las últimas décadas, convirtiéndose en uno de los delitos económicos más frecuentes a nivel global. La masificación de Internet ha facilitado la industrialización del fraude, permitiendo que los delincuentes adapten sus estrategias a un entorno digital en constante evolución. A pesar de su relevancia, la investigación en el mundo hispanohablante sobre este fenómeno ha sido limitada, dificultando la adopción de medidas efectivas para su prevención.
Uno de los aspectos clave en el estudio de las ciberestafas es la comprensión del perfil de los infractores. Se analizan las técnicas que emplean, su estructura organizativa y las motivaciones que los impulsan a delinquir en entornos digitales. Desde grupos criminales altamente estructurados hasta individuos que actúan de manera independiente, cada actor en este ecosistema delictivo juega un papel fundamental en la expansión del fraude en línea.
El impacto de estas prácticas delictivas sobre las víctimas es otro eje central del análisis. Se examinan las características demográficas y psicológicas de quienes sufren estos fraudes, así como los efectos económicos y emocionales que generan. Además, se identifican los factores que influyen en la probabilidad de victimización y en la magnitud de las consecuencias negativas.
Finalmente, se presenta un enfoque integral sobre la prevención de las ciberestafas, abarcando tanto las intervenciones centradas en el factor humano como aquellas basadas en la tecnología. Se analiza el rol de las instituciones del sistema penal, la cooperación de las empresas tecnológicas y la importancia de la educación en ciberseguridad para reducir la incidencia de estos delitos en el futuro.